14 de julio de 2009

Thriller


I'm back. Tras poco menos de un año de silencio -¿demasiado, no?-, nuevamente escribo en Aire (im)puro. Sorry por la tardanza, para los que algunas veces se dieron su vuelta por este espacio, y sorry también para aquellos a los que este aire les pafreció insufrible. La cosa es que estoy de vuelta. Dos motivos. Uno: el gran dolor en el pecho que me causó la muerte de Michael Jackson, el 25 del mes pasado (su música es parte más que importante del sound track de mi vida) y el apasionante curso de periodismo digital que El Comercio gentilmente está brindándome.
Por eso, junto ambas sensaciones y me mando con una noticia ingrata para mí: el inescrupuloso padre de MJ está planeando formar un grupo musical con los tres hijos del Rey del Pop y mandarlo de gira mundial. Osea que este tío, al que con razón ningún famoso dio el pésame en los funerales públicos de MJ, pretende robarle la infancia a esos niños tal como lo hizo con Michael. Sinceramente, creo que los quiere explotar. Recuerden que Jacko lo acusó de haberlo maltratado cuando era niño, por lo cual es lógico que Joe haya sido excluido de la herencia del Rey del Pop.
Aquí la triste noticia que hace más necesaria aun la presencia de Jacko por el bien de estos pequeños:


Hijos de Michael Jackson formarían grupo musical "The Jackson Three"

El responsable del proyecto es su abuelo y padre del Rey del Pop, quien buscaría repetir el éxito que tuvieron “The Jackson Five” en la década de 1970


Los Ángeles, EE.UU.- Los hijos del fallecido Rey del pop, Michael Jackson, serían lanzados al mundo artístico como integrantes de una nueva agrupación musical que se denominaría “The Jackson Three”, informó la prensa internacional.
El responsable de este proyecto es Joe Jackson, padre de Michael Jackson y abuelo de los niños quien buscaría repetir el éxito que tuvo “The Jackson Five” en la década de 1970, precisamente con Michael Jackson como vocalista.
Prince Michael I, de 12 años; Paris, de 11 años; y Prince Michael II, son los nombres de los famosos hijos del cantante cuyos rostros recién salieron a la luz tras la penosa muerte de su padre.
Según informan diversos medios internacionales, Joe Jackson confía en que los niños han heredado el talento de su padre, aunque actualmente hay dudas respecto a si son realmente hijos biológicos de Michael Jackson.
Joe Jackson, a quien Michael Jackson acusó de crueldad y de maltratarlo junto a sus hermanos cuando era niño, ha ofrecido dos contratos musicales a dos de sus nietos.
Las críticas no se hicieron esperar y muchas voces se han lanzado para señalar que el patriarca de los Jackson solo pretende explotar y obtener dinero de sus niños.
“Uno de los miembros de la familia está furioso. Dice que Joe está haciendo lo posible por sacar esto adelante. Quiere explotar a los niños de la misma manera que lo hizo con Michael”, dijo Ian Halperin, biógrafo no oficial de Michael Jackson.

...¿Qué les parece la noticia?


Bueno, ya intuyen lo que pienso de ese tal Joe Jackson...

El Rey del Pop no se merece seguir sufriendo...

Acá lo que dijo su hija Paris en su funeral público. Un hombre malo no genera ese amor en sus hijos... Sería imperdonable que Joe también le malogre la infancia a esta dulce niña...



Acá el mejor video de la historia musical. Genialidad total de Jacko...



Y el mejor Billy Jean de su carrera:



Gracias MJ por haber puesto ritmo a mi infancia y juventud...

10 de agosto de 2008

Peter Parker

Me siento un pecador por no haber bautizado aún a mi hijo, pero él ya lo hizo gracias a la fantasía de Marvel. Se ha puesto su nombre y me ha cambiado el apellido: Peter Parker.
Aunque desde que me afeité por primera vez, hace ya muchos años, he creído que estoy dulcemente condenado a albergar un espíritu infantil, con mi compañero -así le digo a Luis André Silva Santana (su verdadera identidad)- he reaprendido a comportarme como un niño. Y, de verdad, qué rico se siente.

No hay mañana en la que Peter Parker, perdón, Luis André, (adivinen qué personaje fue la estrella de su fiesta de tres años, en mayo último) no pida que le ponga el DVD pirata (sí, lo confieso, pirata) del Hombre Araña que compró mi mujer, ya no recuerdo cuándo, en el mercadillo que está cerca de mi casa, en La Calera, Surquillo. Y Peter Parker siempre me lo pide apenas despierta, con esa lengua mocha que lo hace irresistible.
Peter Parker, Peter Parker, Peter Parker. Eso sí le sale con una entonación perfecta.

El DVD contiene la trilogía dirigida por Sam Raimi. Un día André pide la uno, uno, uno. Al otro, la tre, la tre; y al siguiente, hombe pupo o, mejor dicho, Doctor Octopus, uno de los famosos archi rivales del arácnido. Pero si se trata de malos, mi compañero está obsesionado con el Hombre de Arena, quizá porque a su tierna edad mi hijo ya se da cuenta de que este tipo no es malo realmente sino que tuvo mala suerte, tal como dice textualmente ese personaje en la tercera entrega de la saga.


Por estos días en que Lima se ha convertido casi en un campo de batalla por todas las obras en la vía pública que Castañeda y los alcaldes distritales se han empeñado en realizar al mismo tiempo, Peter Parker va metiendo patada a cada montículo de arena que ve en la calle. Lo hace para aniquilar, al puro estilo Kungfu Panda, al mencionado y nunca bien ponderado villano. Es que cierta vez le dije que de aquella arena iba a salir el malo de la película. Y él, como siempre, me creyó. Y seré sincero, yo también agarro a patadas a los inocentes montículos.

Aunque nuestros arrebatos de súper héroes los hagamos a medio metro de la arena, mi compañero y yo somos imbatibles, pero él es el Hombre Araña, no lo olviden. Yo simplemente soy su papá. Eso le basta para quererme.

Es un chiste verlo con su traje de arácnido. Lo adora, pero ya le queda chico y, de tanto usarlo, algunos huecos se asoman inclementes entre el rojo y el azul del disfraz del súper héroe. Pero a André no le importa, ni cuenta se da y se deja llevar por la imaginación. Y si escucha la música de la serie animada, esa que mi generación gozó en los ochentas, Peter Parker se mueve con la agilidad de un acróbata al más puro estilo de Tobey Maguire después de que una arañita de laboratorio le picó en Spiderman I.

Mi Peter Parker, hay que decirlo, a veces traiciona a su ídolo cinematográfico y opta por ponerse su traje de Supermán o de Batman. La verdad, no importa qué se ponga: es mi compañero y el súper héroe que me ha salvado muchas veces de la tristeza. Tengo un hijo moda retro en cuanto a íconos infantiles. ¿Y? Mejor, pues, así compartimos fantasías.
Quédate así, chiquito y gordito para siempre, André, para cada mañana ir a comprar pan pateando montículos de arena.

PD: Este post es el primero que hago luego de seis meses y medio. He vuelto.

31 de diciembre de 2007

Feliz Año Nuevo

Les deseo a todos un gran año 2008. Que el nuevo calendario los colme de sonrisas, sonrisas y más sonrisas. Paz y amor para las familias. Éxitos personales. Salud. Dinero y más fe en Dios y en nosotros mismos. Feliz año nuevo. Salud!!!!!

30 de diciembre de 2007

Una nueva vida


Está harta de levantarse todos los días con el sonido chirriante de un despertador viejo y destartalado que es el único adorno de su velador. Hay que ir a trabajar otra vez en esa oficina desordenada y fría, llena de papeles en el piso y en el escritorio y en la que a nadie le gusta entrar. Estela es joven y se vería hermosa si quisiera, pero la rutina la ha devorado entera y solo quedan restos de la chica que le gustaba demasiado al conserje y al presidente del directorio de la empresa de cosméticos en la que labora. Hastiada, no se baña, no desayuna, no se arregla, tan solo se pone el mismo uniforme plomo que la hace ver más tétrica aun, doblega a un par de mechas rebelde, coge diez soles y sale rauda, tirando la puerta. En casa, sus padres se quedaron con las ganas de decirle buenos días. Como siempre.

En la calle, Estela mira a todos con cara de pocos amigos. Jamás una sonrisa y menos un por favor. Prácticamente le tira las monedas al cobrador del micro y entra empujando a todos en el edificio que siente como una cárcel. Llena de cólera convertida en hostil silencio, se sienta en su maldito escritorio y prende por enésima vez la desgraciada computadora que, para colmo, no tiene Internet. Lo mismo de siempre: pasar mail tras mail pidiendo cotizaciones, requiriendo material para los vendedores, cuadrando cuentas. Todo igual que ayer y el mes pasado. Igual que el año anterior y lo mismo que hace cinco años. Lo único distinto es su rostro. Parece que de golpe cada día envejece un año. Amargada, desolada, insípida. Estela se ha convertido en un mueble más de esa oficina a la que nadie quiere entrar.

Se pasa el día mirando mal a la gente hasta que dan las siete de la noche y se larga, tirando la puerta, fiel a su estilo. Presurosa, no se percata que en la puerta de su cárcel había una niña de ropas raídas y carita sucia, con unos boletos de lotería en una mano y una bolsa de caramelos de a 20 céntimos cada uno en la otra. La vida no tiene sentido, piensa Estela. Para qué trabajar tanto en esa mierda de empresa si nunca asciendo, si no me aumentan el sueldo y con lo que me pagan solo me alcanza para sobrevivir; y, para colmo -sigue pensando-, hay seres como esta niña que no tiene culpa de nada y pagan cuentas de otros.

Masticando su cólera, Estela decide comprarle un caramelo, mejor dos, mejor dos caramelos y un billete de lotería, mejor dos billetes de lotería y un paquete de galletas que venden en el kiosko de al lado. Si me gano el premio, te prometo que te compraré ropa nueva y te daré mucha comida, le dice a la niña sin preguntarle siquiera como se llama. Igual la niña sintió algo de calor en esa noche fría de Lima, sintió candidez en esa mirada horrible de Estela, quien de tanto fruncir el seño ya no puede expresar ternura con su rostro. Los músculos de su cara se han acostumbrado a la dureza.

Estela, con toda su asquerosa rutina espera un par de días y el viernes a las diez en punto de la noche prende su televisor para ver el sorteo de la lotería. No cree en la suerte. Ya no cree en nada, por eso tiene el billete en la mano sujetándolo solo por instinto. Encerrada en su cuarto, más desordenado que su oficina, tirada en su cama, escucha, se resiste a ver la tele, solo mira al techo. A mí no me pueden pasar cosas buenas, se repite en silencio, como si le gustase taladrarse el alma ella misma con un arma punzocortante. Y empiezan a saltar las bolitas que ella no ve. Veinticinco. Sí, va uno, dice incrédula. Dieciocho. ¿Qué raro? Otro más. Van dos. Treintaidós. ¡No puede ser! Grita y pega los ojos en la pantalla. Ocho. Sí, carajo. Vamos, quince, por favor, quince. Primera vez en muchos años que decía por favor y primera vez en muchos años que su rostro no reflejaba amargura. Ahora su cara era la de una mujer con esperanza. Quince. Quince, quince, quince. ¡Mamá! ¡Papá! Me saqué la lotería. Y ríe, ríe, ríe tanto que sus padres se asustan. Primera vez en muchos años que les dirigía la palabra como debe ser. Y primera vez en muchos años que reía.

Dicen que el dinero no hace la felicidad, pero para Estela esa máxima es una verdadera tontería. Ahora es feliz, como nunca antes. Son las diez y quince de la noche. No le importa la hora, se peina y maquilla y se despide, como nunca, de sus padres y sale corriendo de la casa, como nunca, sin tirar la puerta. Va en busca de la niña sin nombre que le había vendido el billete de lotería. Sube a un taxi y pide que por favor la lleven a la empresa donde trabaja. Durante el corto viaje solo ríe y tiene unos deseos incontrolables de abrazar a esa niña. Distingue a lo lejos el edificio de la empresa de cosméticos, pero a medida que se acerca unas luces rojas oscilantes la inquietan. Le paga al taxista y se baja corriendo. Le pide a varios policías que por favor la dejen cruzar la calle para ir al edifcio que ya no le parece una cárcel. Sabía que al pie de la puerta debía estar la niña. Estela no entiende por qué tanto alboroto, por qué hay policías y por qué unas personas vestidas de blanco están paradas frente a la puerta del edificio, todas juntas, tapando con una frazada algo que no llega a distinguir.

Ansiosa, Estela pregunta a uno de los agentes qué sucede y este le cuenta en pocas palabras que una combi asesina se salió de la pista y mató de golpe a una niña que estaba vendiendo billetes de lotería, que la aprisionó contra la puerta del edificio y que varios indolentes se llevaron decenas de billetes de lotería que quedaron desperdigados por la calle tras el impacto. Estela queda pasmada. No tiene lágrimas, pero sí un dolor inmenso. La cólera la invade. La rabia. Otra vez nada tiene sentido. La vida es muerte, piensa. Carajo, por qué, yo la quería hacer feliz, se dice en silencio a sí misma. De pronto, una mujer desconsolada la empuja. Estela ya no tiene nada que preguntar, sabe por instinto que esa mujer es la madre de la niña. La sujeta del brazo y le dice, sin lágrimas, que quería mucho a su hija y que va a correr con todos los gastos del velorio y el entierro, y que, en honor a su niña, le dará una herencia. Rápidamente pide un lapicero y un papel a un policía, escribe su número telefónico y se lo da a la adolorida señora. Estela ha decidido de golpe darle todo el premio a la familia de la niña. La señora recibe el papel y Estela vuelve a casa, triste, muy triste. Al llegar, entra, no saluda y tira la puerta. Sus padres, otra vez, no entienden nada. Ella, quebrada, se encierra en su cuarto y una lágrima, por fin, recorre su rostro.

Durante la noche no puede dormir y el sonido chirriante del viejo despertador le es indiferente. Comienza su rutina de siempre, pero con los ojos hinchados de tanto llorar. Se levanta con desgano y de pronto suena el teléfono. La madre de la niña está al otro lado de la línea. Le cuenta que su hija se llamba Estela y la Estela viva decide, al instante, vivir por la inocente que murió. Quedan para verse y tratar el tema del premio y al colgar el teléfono una sonrisa asoma tímida en la cara de Estela, quien corre a buscar su lapiz de labio. La vida no es muerte, piensa, ya no.

23 de diciembre de 2007

Feliz Navidad

Estamos prácticamente en vísperas de Navidad, la fecha más linda del año, la de los recuerdos imborrables y la de los más lindos sentimientos. La de la esperanza y el perdón, la de la reconciliación y los detalles. La de los niños y la de aquellos que conservan por lo menos en algún rincón de su espíritu la inocencia de la niñez. La de la familia unida sin importar distancias. La del ser querido que ya no estará en la cena, pero que ocupa un lugar principal en nuestro corazón. La del abrazo. La de Dios. Es momento de dejarnos llevar por la magia de la bondad. Feliz Navidad a todos y que el próximo año colme sus vidas y las de los suyos de bendiciones. Les deseo 365 días de Navidad. A todos.

Nunca olvidaré esta melodía que seguramente habrán escuchado más de una vez pero que igual quiero compartir con ustedes hoy. Hagan click en el video de abajo y la oirán. La escuchábamos siempre por esta época con mi hermana Paola, mi mamá Fela y mi papá Lucho cuando yo aún era un niño. Salía de un disco de 45 revoluciones, de esos antiguos de carbón que tenían lado A y lado B y que poníamos en la vieja radiola que hoy ya no tenemos. No sé dónde estará ese disco de José Feliciano, pero esa música la tengo tatuada en el alma y hoy se la canto a mi esposa Carolina y a mi hijo André mientras terminamos de colocar las guirnaldas en el árbol. Les deseo a todos Feliz Navidad y que celebren en paz y armonía el cumpleaños de Jesús. ¡¡¡¡Feliz Navidad!!!!

Lucho

21 de diciembre de 2007

La mirada de 'Jeffry'

Hace un par de meses, creo, tuve un silencio bloguero de dos semanas, pero ahora creo que batí el récord: un mes sin postear. Es demasiado tiempo. Mucha agua corrió bajo el puente en estas cuatro semanas, amenizadas con las denuncias de El Francotirador que desenmascararon a los juergueros de la selección peruana de fútbol que mancharon la sagrada blanquirroja con conductas divorciadas de la corrección en plena época de competencia premundialista.

Molesto, asqueado, decepcionado. Podría seguir enumerando hasta mañana mis agrios estados de ánimo con respecto al desbande de trago y mujeres que tuvieron el desatino de cometer Claudio Pizarro, Santiago Acasiete, Andrés Mendoza y Jefferson Farfán, todo en medio de dos partidos de la Eliminatoria (ante Brasil en Lima y versus Ecuador en Quito) y en lo que se suponía era la concentración del equipo, un ya archiconocido y lujoso hotel limeño. Ellos fueron mencionados con nombre propio en los programas de Jaime Bayly, pero Dios sabe cuántos jugadores más habrán pecado esa noche de noviembre. Así el 5-1 que nos metió Ecuador duele más.

Todo esto me hace recordar a un lacónico jugador de la selección de menores de edad que se preparaba para disputar los Juegos Bolivarianos de Ambato, Ecuador, en el 2001. Ese equipo era dirigido por 'Chalaca' Gonzales y concentraba en la Videna. Mi misión era sacar una tarde de la concentración a este jugador, claro que con permiso del entranador, para tomarle unas fotos que serían publicadas en El Comercio, en un especial previo a los juegos. 'Chalaca' accedió y me llevé a ese moreno y joven delantero en un taxi hasta el Parque Olímpico de San Borja para juntarlo con el karateca Akio Tamashiro y varios otros deportistas que representarían al Perú en la cita polideportiva ecuatoriana.

Yo me senté adelante, en ese viejo Volkswagen escarabajo rojo, y él, atrás, con las piernas bien abiertas y los brazos extendidos sobre el asiento, orondo, recontra relajado. Intenté conversar con el muchachón, pero sus respuestas siempre eran monosilábicas y, cada vez que su garganta producía algún sonido, su rostro miraba siempre a cualquiera de las dos ventanillas que lo redeaban. Entonces decidí callarme para no pedirle más peras al olmo. En eso, poco antes de llegar a nuestro destino, el susodicho habló por fin más de dos palabras juntas. Y dijo: "Oe, esa chica que vino la vez pasada del Comercio, cómo se llama??? Ta' rica, bien rica".

Tratando de disimular mi sorpresa, le respondí. Le dije el nombre de mi compañera de trabajo y también le dije que ella era enamorada de otro periodista que trabajaba en deportes, también en El Comercio. Apenas me escuchó, puso cara larga, literalmente gruñó, soltó un disimulado chessssssssumare y espetó: "No importa, pe'. Dile que venga de nuevo a la Videna". Y lo dijo mientras sus ojos miraban al vacío y salivaban como imaginando a esa redactora cuyo nombre, lógicamente, guardaré en reserva. Ese muchacho que salió campeón en Ambato al lado del por entonces suplente Paolo Guerrero, era Jefferson Farfán. Ahora entiendo esa mirada lujuriosa, más que la entendible y normal mirada de un joven movido por sus hormonas. Debió ser la misma mirada con la que el delantero del PSV holandés habrá examinado a las chicas que metió en su cuarto del Hotel El Golf, mujeres que, claro, no tienen punto de comparación moral con mi ex compañera de trabajo, y con las que, aparentemente, chupó cantidades industriales de chela y quién sabe qué licores más.

Ahora 'Jeffry' es el campeón de la juerga y nos debe cantidades industriales de goles, igual que el 'eléctrico' Mendoza y Pizarro, en quien, ya saben, nunca deposité mi confianza, deportivamente hablando. 'Pizza' se me terminó de caer. Siento alivio al pensar que ya no veremos más a Claudio con la chompa de la selección. ¿Y Acasiete? Qué mal, Santi, por qué la fregaste tan tontamente si de este grupo de desbande eras el único que la estaba rompiendo en la cancha con la blanquirroja.

Eso sin contar que, la verdad, no le creo a Paolo Guerrero cuando dice que no se escapó de la concentración antes del partido con Brasil. Y pensar que él era la garra y el alma de la selección. Parece que ahora ese calificativo solo le queda al 'Loquito' Vargas.

Qué lástima, realmente. Decepción total. Igual mal Chemo, por apañador.

Mejor nos reímos un rato con El Especial del Humor de Carlos Álvarez y Jorge Benavides. Trataron chévere este tema. Genial parodia del desenfreno y de la 'venganza' de Uribe, el ex DT de la selección (¿se acuerdan de su salidita en Japón?). Mejor nos reímos y nos dejamos de hacer bilis.

Parte I


Parte II


Parte III

21 de noviembre de 2007

Sin palabras


Ecuador 5 - Perú 1

Nos llenaron la canasta. Qué desastre. Qué vergüenza. Deben irse Pizarro, Chemo, Burga, Juvenal. Pero ya. Un verdadero día de miércoles.